‘Pero un hombre es un niño laborioso y estúpido
que ha convertido el trabajo en una sudorosa jornada,
convirtió el palo del tambor en una azada
y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo,
se puso a cavar...’
Y después decía —más o menos, porque no tengo muy buena memoria—:
‘Quiero decir que nadie ha podido cavar al ritmo del sol,
y que nadie todavía ha cortado una espiga con amor
y con gracia.’
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario